Emile ~ Lyon, Fancia.

Lyon, Francia.
Tendría unos 328 años y ella 16...

Mi abuelo y yo habíamos ido hasta Lyon para entregarle unos diamantes a la recién nacida Anne, Segunda hija de su mejor amiga Emile, De paso para conocer a su hija mayor Emile hija quien me pareció una señorita encantadora.
Todo desde ese día fue diferente, era la primera vez que salgo de la casa de mi abuelo desde que me llevaron a vivir con él. La primera vez que ví señorita tan bien educada y radiante como ella. Aunque eramos relativamente jóvenes sentí que podía casarme con ella.

Las tardes tomando té y bollos azucarados mientras me enseñaba francés, las horas interminables de lectura y las veces que podía tocar su suave y negro cabello para hacerlo trenza u ondularlo.
Me besaba en la mejilla y era como la gloria, era como haber esperado toda la vida para recibir tal gesto.

El día que mi abuelo murió, Emile escapó de Lyon junto conmigo hasta Egen, le dije que viviera conmigo por un tiempo y que nada podría salir mal, pero fue cuando me descontrolé más.
Pasamos noches juntas en mi habitación, desansando sobre una misma cama pero sin tocarnos, mirando al techo y sin saber qué decir.
Finalmente se lo dije, a la edad de 18 años Emile se convirtió en mi más grande amor y en la persona que más me amó, Regresamos a Lyon y compramos una casa pequeña con jardín.

Definitivamente era la mujer más voluble de este mundo, pero me amó y mucho. Aunque luego de un buen tiempo debió molestarle mi hermética forma de ser y me dejaba días esperandola, se hiba con un muchacho que era fotógrafo llamado Gard y un día cuando regresó me miró de una manera muy dulce y tranquila, como si no pasara nada.
Ese día la sangre mi llamó a terminar con Emile. Por alguna extraña razón no se lo esperaba, estaba esperando que me fuera sin su insípida sangre, pero no fue así. No me iría de Lyon sin eso.

Mi primera víctima.