Cortesanas y cigarrillos

Sale del feo lugar donde trabaja nunca se despide ellos solo controlan su vida en horas de trabajo no le parece bien despedirse de gente que le quita gran parte de su dinero. Cubre su boca con un pañuelo el feo olor a cigarrillo y de mujeres feas y baratas le da nauseas, lleva 5 meses trabajando ahí y no puede acostumbrarse a nada. Cuenta el dinero no es mucho siempre le quitan la mitad, le indigna tener que hablar con hombres tan repugnantes y ganar una miseria por eso. Se siente mareada por el olor y decide descansar se apoya en una esquina trata de respirar aire puro pero no hay, quiere quedarse un buen rato ahí lo mas probable es que encuentre a alguien. Mira al cielo “que diría el de mi” piensa se siente mal siempre se siente así se pregunta que piensas su padres ¿estarán decepcionados?. –soy yo o a los hombres de ahora les gustan las tías feas como las de aquí…- murmura. No se considera bonita, pero si ella fuera un tío no conseguiría una mujer como las de aquí.
Ya vienen tíos no se mueve se queda ahí parada esperando si alguien se interesa por ella le parece de lo mas estúpido persuadir al cliente eso es muy necesitado, ella necesita dinero pero se respeta así misma o eso cree.

El olor la mareaba le distraía del entorno, un frío aire recorrió su cuerpo, se sentía observada…algo que era muy común aquí las personas que vienen observan mucho para ver a quien llevarse de compañía, decidió no mirar a la dirección donde provenía esa mirada. Siente los pasos de la persona acercándose, trata de no parecer emocionada pero no puede evitar sentirse así pero el hecho de tener dinero le hace sentirse así.
Siente el brazo rodeándole observa al sujeto, parece amable pero aun así desconfía este entorno y esta vida le hace desconfiar.
-Buenas noches monsieur- dijo en un todo de voz dulce no mostrando hipocresía de verdad le hacía feliz poder tener mas dinero y con ese sujeto talvez podría conseguirlo.
La propuesta del joven no le parece muy común solo sonríe y dice –sería un placer modelar para usted monsieur, pero antes dígame- hace una pausa -¿va necesitar algo mas de mi?- pregunta sin titubear algo muy propio de ella decir las cosas de frente.

Lo raro en ese tío era que no le molestaba mucho su apariencia, la mayoría de hombres que buscaban su compañía eran desagradables, groseros y feos. El era bien parecido y al parecer agradable por eso no actuaba con tanta indiferencia, como duele hacer con tantos hombres.

Mientras mas conversaba el sujeto con ella más extraño se le hacía el hecho de que no se la lleve con rapidez, los ‘clientes’ siempre hacen eso se desespera porque necesita dinero pero a la vez le agrada que al menos existan caballeros como ese tío. “Tal vez no tiene con que pagarme” piensa eso nunca le había pasado y sería algo que de verdad le molestaría. Al frotar su mejilla contra la suya le pareció algo tierno pero decidió agregar algo a esto –Monsieur, si sumisión es lo que busca creo que soy la persona equivocada- es algo que le molesta y le incomoda la sumisión no le gusta ser controlada.

La propuesta de dejarse llevar le llama la atención, y le hace pensar aun más que el tío es extraño. –Dejémonos llevar- dice aceptando, era algo que nunca le habían propuesto también le parecía que el tío era diferente a los hombres estúpidos con los que tenía que lidiar no podía negar que si le llamaba la atención